La vio nacer,
la vio crecer,
la condujo sin prisas
entre juegos y enseñanza,
la vio enamorada,
la vio en su nuevo nido,
con orgullo y sencillez
le inculcó grandes valores
a su niña bonita.
Y a cierta hora de aquel día
a su madre ejemplar,
a la que tanto quería...
la vio morir.