pasaba

¿De quién, dime tú...?

De quién, dime tú...?

¿De quién es el recuerdo?, preguntaba el poeta.  
¿De quién es el dolor que se viste de sonrisa,
y de quién los aguaceros que ocultan mi sol?
¿De quién son las lianas verdes que el bosque arrebata,
y qué fuerza escondes, ramilletes de alegría?
¿Qué deseo me consume al besarte,
y confundir tu ser con la luz serena del mediodía?
Sentir tu ruido de pétalo, tu silbido de dios oculto.

¿De quién es el recuerdo,
y qué debo hacer con este eco que persiste?
Si el tiempo avanza, si la noche se va,
y la espera se queda, inmutable,
en puñales de fuego, no sé si te defiendo
o acuso tu ausencia en la fría arena.

Porque entre tu ternura y mi agonía,
entre mis párpados untados de miel,
sentía como si luchara con el remolino inerte de tu calor.
Sentía cómo el recuerdo tomaba forma,
y el temor se desvanecía, como sombra efímera.

¿De quién es el recuerdo? Y ¿cuál es el silencio del grito?
¿De quién es la nostalgia, si al vivirla se pierde en los túneles del tiempo?
¡ Escucha! Dime dónde se esconde todo lo que llamamos vacío,
dónde se oculta el vacío cuando nos llena de frío.
P. SABAG