Hernán Mejía Silva

ADIÓS INFANCIA

Queda el recuerdo,

del rosal, la música,

de las pláticas y los niños corriendo,

era un efluvio de fuerza mística.

 

Quedan la nostalgia y el cariño,

de cuando compartimos el destino,

por su simpleza, en su principio,

antes de despedirnos en el precipicio.

 

Quedan los recuerdos,

y algunos brotes de amor,

para pasar el trago de dolor,

de entender que estamos solos.