Quisiera irme al alba,
que el día sepa que partí,
y la noche no descubra
que le toca estar sin mí.
Seré el eco de recuerdos,
atiborrados en la mente,
como destellos latentes
en esta realidad presente
que nos devora a todos,
desayunando sueños
Cenando planes rotos
con un hambre voraz.
Come, pero quiere más.
El día a día desafía,
hasta que el final crudo
nos tiende la mano,
y toca devolver el saludo.
con la seguridad plena.
De que valió la pena
Y en ese instante,
cuando el tiempo me reclame,
seré apenas un susurro
perdido en la brisa,
un latido en la ausencia,
una sombra leve
en la memoria de los que quedan.
Gerald Flores