Aun recuerdo las noches maravillosas
en aquellas gradas majestuosas,
donde vivíamos acurrucados con la luna
y contábamos las estrellas una por una.
Oh cuando moría de amor
recostado en tus piernas
y despertaba en el cielo
con las caricias de tus dedos.
Reíamos por cualquier cosa
mientras susurrábamos
destruir todo obstáculo
para por siempre amarnos.
No pensaba mas que estar a tu lado,
te juro mi reina, no me importaba nada mas,
solo quería tu compañía por la eternidad
y el resto en mi vida, me dejaba de importar.
No me importaban las demás,
al instante de estar contigo
todo el mundo me daba igual,
era feliz al pensar en tu mirar.
Viajaba por los universos
al rozar tus delicados labios,
me enamoraba de tus defectos
al terminar de abrazarnos.
Con el hecho de ver tus ojos brillar,
mi vida pasaba a ser un sueño real,
no me importaba nadie mas,
solamente añoraba tu dulce amar.
Ahora aquellos momentos son recuerdos,
me alegro al instante que pienso en ellos,
pero la nostalgia quebranta mis sentimientos
al recordar tus manos cubriendo mi cuerpo.
Todo eso permanece en mis pensamientos,
como tu emoción al cocinarme algo nuevo,
oh nuestras salidas nocturnas
imaginando ir a las estrellas del cielo.
Las tardes fugaces acurrucados
viendo películas de miedo,
revivo reminiscencias eternas
que recuerdo en mis desvelos.
Lo sueño habitualmente para calmar
el duelo de no poder tenerte,
me toca aceptar que lo nuestro
ahora y por siempre son recuerdos.
Son recuerdos que llevare conmigo,
para pagar el castigo y vivir el martirio
de a haber destruido un amor vivo.