Pirata y mujeriego
-décimas endecasílabas-
Moriré y la escopeta estará lista
para lanzar el último cartucho.
Marcharé con mi hombría al despelucho
mientras sonrió a mi última conquista.
Para algunas lo que digo es machista
pero adoro las curvas de mujer,
sólo deseo a mi alcance tener
una amiga con quien alguna noche
entre besos y mimos desabroche
todo eso que deseo poseer.
Mi careta pirata sobresale
en el rebelde barco del destino
ser malo no debió marcar mi sino
y no tendré a ninguno que me avale,
al contrario tendré quien me señale
como el causante de dolor y llanto.
La bondad y el amor son camposanto
donde entierro mis lágrimas de niño
el que tan sólo buscaba cariño,
no desamor, jamás tanto quebranto.
Sentado desde lejos miro el mar
allá en mi hogar donde siendo un mozuelo
emprendía mi mente raudo vuelo
buscando una mozuela a quien amar.
Años duros en que sólo el soñar nutría noche y día mi barquilla. Quería con locura a esa chiquilla como sólo se quiere rara vez, del mundo recibí tan gran revés que mató para siempre mi semilla.
Desde entonces camino magullado
dando tumbos biomberos por el mundo
como si fuera el último segundo
que el universo hubiese programado.
Nunca más seré aquel joven halado
que locuaz platicaba a las estrellas.
Si perdí a la mujer más noble y bella
lógico es suponer que hoy me enfrente
a todas de manera diferente...
y en la noche me vean cual centella.
Será el amor un barco de piratas
donde engañar será siempre un cumplido no miento ni me siento confundido
por pensar como piensan muchas ratas.
De muerto me jalaran de las patas
por cabrón, mujeriego y libertino;
yo no escogí vivir este destino
de chico el corazón me lo rompieron,
de mis lágrimas por amor se rieron...
Y eso cambió por siempre mi camino.
Alfredo Daniel Lopez
El guardian del centeno