SIN ARRAIGO NI FAZ.
Fuiste aquella mujer,
como una flor oculta,
que esparce su aroma,
más no se puede ver.
O como peña abrupta,
de imprecisa forma,
que el paisaje oculta,
entre misterio y dogma.
Fuiste aquella mujer,
amada y consentida,
que tanto pude querer.
Y te amé toda la vida,
con este amor tan basto,
tan basto y sin medida.
Que aún en mi partida,
eres cielo y holocausto,
cual culpa redimida,
en apetecido calvario.
Esa culpa fue amarte,
con amor puro y casto,
sin día ni calendario,
ni instante nefasto.
Y no supiste de este amor,
que anhelante te suspiraba,
cómo no pudo saber la flor,
que mano la cultivaba.
Fui ese hombre sin faz,
sin arraigo ni huella en ti;
Tú esa mujer: Cierta y falaz.
Que sin tenerla… Perdí.
Autor: Víctor A. Arana.
(VICTOR SANTA ROSA.)
Marzo 1 del 2025.