Me saqué una frágil pestaña,
Y la doble, pues, era uraña.
En mi pulgar la acomode, fue hiriente.
Cuál rio vulgar, fluyo la muy corriente.
La sostuve a fuerza, me contuve,
De pedirle volverme un querube...
Recordé, cruel infancia,
me abrumo su fragancia.
La escuela, mi fatal engaño...
Nada disfrute, aún lo extraño...
El colegio quizá. Blanco ser,
De un solo amor y mucho por ver.
Mi mejor versión aún no la encuentro,
quizá mi musa añora un reencuentro.
De vez en cuando ando tieso y tropiezo ,
Y me sale el tiro por el pescuezo...
Ay, ay, ay, ay, algún lejano día...
Sabré que es sonreír...
¿Sin necesidad de fingir?
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