Veinte mil pasos
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Doy veinte mil pasos diarios
-siempre bajo las estrellas-
con mi espada y un rosario
viendo así las cosas bellas.
Si de día sale el sol.
Si otra vez mi vida empieza.
Si todo está bajo control
y así es mí naturaleza,
porque debo tener miedo
si algo nuevo y azulado
asalta éste mi viñedo
que tanto tiempo he cuidado.
Si ejemplos a diario veo
de quienes siguen en lucha
porque no me lo creo
y me escondo en mi capucha.
Si entre la lluvia un gorrión
busca raudo el limpio cielo
porque alberga la ilusión
de levantar pronto vuelo.
Si en medio de la tormenta
un velero al mar resiste
porque rendirse no cuenta
cuando en vivir se persiste.
Si en un volcán que erupciona
-donde vive gente abajo-,
hasta el joven reacciona
para unirse al trabajo.
Y en mi zenit como adulto
hoy perdido me enamoro
convirtiéndote en mi culto
en mi manjar y tesoro;
¿por qué no oigo al corazón?
Es como hundir el velero.
Es como atar al gorrión.
Es como no ser guerrero.
Si de adulto te enamoras,
esa emoción que te embarga
te hace sentir que las horas,
si es de espera son muy largas.
Y deseas que su abrazo
con ternura a ti te envuelva
y hacer con su pelo lazos
para perderte en su selva.
El amor es aventura.
El amor es libertad.
El amor es la locura
que nos muestra la verdad.
Vecina estoy a tu lado,
siento celos y manía,
te quería a mi costado
para hacerte compañía.
Pero preferí el confort
de una vida sin problemas
y alejé tan bella flor
por mis tontos teoremas.
La vida te da sorpresas,
sorpresas te da la vida,
si no cumples tus promesas...
Todo sabe a despedida.
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Alfredo Daniel Lopez
El guardian entre el centeno
Barcelona, España