Ya es la hora,
no me dices nada pero se
que te tienes que marchar;
solo me miras y en tus ojos profundos
puedo ver la claridad.
Sonríes tímidamente y te vistes sin prisa,
lo cual te hace mucho mas bonita,
recoges tu cabello con tanta gracia
que las estrellas celosas desaparecen
ante tanta perfección;
en tanto yo sigo ahí…
impávido, alunado lleno de tanto
de vos…
Enciendo un cigarrillo mientras te observo,
tu silueta aún sigue tirada en mi cama,
no se alista, tampoco se apura…
y en tu silencio la noche se desvanece,
se derrumba…
Ya es la hora,
y sé te tienes que marchar…
no trato de detenerte porque mi voz
se calló cuando llegaste, y
sin esperarte
llenaste mi oscuridad con tu silencio
y cuidaste de mi soledad en su incertidumbre;
tus manos blancas mecieron mis penas
y tu labios serenos mitigaron mi condena…
Ya es la hora…no prometes regresar
pero en tu mirada algo me dice que volverás,
yo estaré aquí…como hoy, fumando un cigarrillo
y viendo la vida pasar…
Ya es la hora, sé te tienes que marchar…