El día que mi espíritu se marche,
extinguiéndose mi vida, irremediablemente,
y la carne egoísta no sienta ni acaricie,
se encenderá una luz entre las brumas,
como oblación luminosa a lo que te amo.
Busque caminos apasionados para llegar a tu alma
escale los muros de la edad y del tiempo
abrí las puertas que cerraron, el pasado y el extravió,
para descubrir en tu mirada el gozo y la alegría,
cuando de dolor moría el alma mía,
la tuya fue latido y vida.
Antes de que tu alma reavivara la mía,
todo en mi era vacío y desolación,
todo era la nada,
y la nada me hacía nadie,
hasta que tu fuego me transformó en ceniza,
ceniza de amor y de esperanza.
El día que mi espíritu se marche,
caminaras junto a mi amada mía,
me mudarás a astro luminoso,
para estar junto a ti hasta que me alcances.