Mi hogar nace en la brisa temprana,
bajo un cielo que besa la montaña,
donde el alba en su luz se desgrana
y el rocío a la tierra acompaña.
Es un nido de adobe y ternura,
con su techo de sol y de estrellas,
donde el viento teje con dulzura
mil historias en tardes muy bellas.
Sus paredes dibujan memorias
de la infancia, del canto y la risa,
y en su patio florecen las glorias
que perfuman el aire sin prisa.
Mi casa es el eco del río,
la frescura del árbol frondoso,
es un alma que canta en su frío
y en su leño se torna en reposo.
En su sombra descansa la vida,
en sus puertas la espera es serena,
y su amor, que jamás se olvida,
como el tiempo, no tiene cadena.