El Corbán

EPÍSTOLA AL OLVIDO

Seguiré amándote, diosa perjura,

oh ninfa de mármol, de estatua impura,

aunque en el exilio de sombras inciertas

se pudran tus huellas, se cierren tus puertas.

 

Te amaré en la bruma de noches funestas,

con lánguidas quejas y rimas honestas,

cuando el alba, impía, me escupa su oro,

cuando el viento arrastre tu nombre en su coro.

 

Oh, musa de labios que fueron los míos,

te evoco en las ruinas de amores tardíos,

y brindo, radiante, con copa de hastío,

por todo el veneno que aún no he bebido.

 

Serás para siempre mi dulce tormento,

mi espectro de lirios, mi cárcel de viento,

pues, aunque la muerte nos quite la danza,

te juro, mi vida, que aún tengo esperanza.

 

Que no te confunda mi risa encendida,

mi porte erguido, mi andanza florida,

pues todo es teatro, falaz compostura:

aún beso tu sombra con fiel amargura.