Soñando… el hombre voló por los aires.
Allá arriba, se carcajeaba.
Fantaseando… concibió una nueva luz.
Ahora, espantaba la noche.
Con el tiempo, solo volaba
y permanecía despierto.
Sus fantasías, todas las materializó,
transformándose en su prisión.
Después…
Pidió auxilio, al hombre del pasado.
pero la luz que ideó, ya lo había extinguido.
Ahora estas letras, son su prisión eterna.
Y las pupilas que yacen arriba.
son la escasa luz, que acaricia en su celda.