Entonces las paredes se acuarelan
el cielo raso se convierte en cielo
las telarañas vibran en su ángulo
los almanaques dominguean
y los ojos felices y felinos
miran y no se cansan de mirar.
-Mario Benedetti.-
Aquí estamos de nuevo creando nuevas historias,
retando los límites de la imaginación
con nuestros ávidos y jóvenes instintos,
topados con el obstáculo obtuso de la creación
de tu cuerpo al tocarlo con los miutos
millonarios de tiempo y escasos de segundos.
Con tu cuerpo desnudo te escribo
donde los demás no han llegado
desde la punta más fina de tu cabello.
Aquí estoy tocándote con este verso
en medio de esta maldita oscuridad confusa
rodeándote de ti sin conocerte, sin saber
que quizá eres de otro hombre.
Soy mi batalla contra mi mismo
o contra ti transparente niña.
Te repito una y otra vez millones de palabras
para que quizá algún día como este
comprendas ya no con la mente
sino con tus emociones estos poemas.
No sé que haces en estos momentos, no me gusta adivinar
si te entregas a otro por la amenaza cercana del despecho
mientras yo te escribo con tu cuerpo al descubierto,
y así poder abrazarte y poder comenzar
de nuevo , decirte al oído bajo la lluvia de septiembre
que te amo cuando duermes con tu cuerpo temblando.
Los ángeles llorando están por que no los acompañas
a las puertas de tu paraíso.
No estás ni con ellos ni conmigo
por casualidad ni por costumbre
no eres de ningún lado, pues has desaparecido.