Que injusticia cometes con mi amor
Tan audaz como para esquivar los temores
Que se esconden profiriendo con clamores
Los latidos incesantes del dolor
Infecto, padezco cruel letargo
Al levantarse contra mí como un traidor
La mano preciosa de una flor
Que me clavó sus espinas sin embargo
Adormilado, no puedo vivir sin tus tormentos
Te sigo, arrastrando mis esperanzas
Me esfuerzo por mantener los ojos abiertos
Aunque mi cuerpo esté repleto de lanzas
Y aborrezco la sangre que manan los agujeros
Que se seca esperando tu bonanza