La chispa salta, un relámpago breve,
el pulso eléctrico que despierta el acero.
Biela y pistón danzan en fuego,
el motor ruge, ha comenzado el viaje.
No es la fuerza bruta,
es la potencia en el instante.
Como la decisión bien tomada,
como la voluntad constante.
Cada explosión es un latido,
cada giro, una historia que quema.
Los cilindros cantan al sonido,
un pacto eterno de potencia extrema.
Nada avanza sin conexión,
ni la cadena sin su engranaje,
ni el hombre sin su causa firme,
ni el destino sin su viaje.
Cada eslabón, cada idea,
transfiere fuerza a la rueda,
la que sigue el mismo rumbo
y en el tiempo pasa en un segundo.
No es solo suavidad,
es adaptación, resistencia.
Absorber el golpe sin quebrarse,
fluir con el camino, sin agotarse.
Goma contra asfalto,
fricción y agarre,
como la vida que no siempre es recta,
y tampoco es perfecta
No es solo recorrer,
es llevar la ruta en los huesos.
Cada marca en el tiempo
es un susurro sin exceso
Todo acaba, incluso el viaje más largo.
El motor se enfría,
el ruido del escape se funde en la brisa.
Pero mientras hubo ruta,
hubo vida, no hubo prisa.
JFAS 04-03-2025
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