Era incluso la sangre que fluía por el cuerpo,
Tan puro, saciante e invadido de su color,
Completo, cálido y poderoso.
Era vida, y eso era poco.
Dentro y ligeramente en alguna parte externa,
Presencia intermitente, expuesta, de gran valor,
Su nombre fuerte y evocador,
Cálido como las llamas,
Romántico en los labios,
En las lenguas,
Y en algunas partes inquietas,
Sensual y sugerente.
Le llamaremos Rojo, como los atardeceres candentes,
Y las criaturas más salvajes que habitan en la tierra.
—Majesty B.O.