Fluye mi poesía ebria en torno a una jarra de vino,
melancólico, taciturno.
Converso con las estrellas y la Luna,
escuchando el cantar impenetrable de los elfos
oír como declaman airosos
los egipcios a los felinos.
Ebrio ante un tiempo lejano,
nace incrédula mi gran duda.
¿Seguirá el tiempo regalándonos
manantiales, o simplemente seremos
una historia de amor como miles en el universo?
Perecerán las flores ávidas del campo,
nuestros cuerpos desfigurados,
arrugados,
nuestros cabellos asidos
mucho más congruentes y nevados.
Ya se me acabó el vino embriagador
en el ángelus aislado de la noche.
Aquel pensamiento que trastorna mi alma
en algún momento cercano o lejano,
estaré en solitario, ebrio de amor,
con mi copa de vino amargo,
mirando las sombras tenebrosas de la Luna,
tratando de encontrar el significado
entre el amor sombrío y la muerte alegre,
un beso y un abrazo,
un te quiero para siempre
o un te amo más lejano.