A un mecenas
Busqué tu mano amiga en un instante,
te dije de mi ser, todo el meollo
y diste a la esperanza gran embrollo,
dejando, cual propuesta por semblante.
Yo fui, en algún momento el aspirante
y tú, como mecenas, desarrollo.
Mas, fuiste del camino, vil escollo;
espina venenosa y estrujante.
Llamaste al poeta, persona necia,
quisiste aprovecharte de mis lauros,
mandándome recados, decidida.
Ya ves, lo que uno elige es lo que aprecia,
no importan las falencias, si hay thesaurus;
ya es tiempo que mejores, por tu vida.
Samuel Dixon