Marea sin sal
duele, y ya no hay cuerpo,
Camino sin razón,
Mientras,
deslizan lágrimas de mar.
Alejada, aquella casa de cristal,
Hoy de luces apagadas
y paredes de cartón,
proyecta sólo reflejos grises
de una de terror.
Un misil de ilusión
Disipa la bruma
Como agua entre las manos
Que se derrama hasta hoy.