El Pecado Mortal
El pecado mortal entre tinieblas frías,
fueron esas palabras que zozobró mi pensar,
cuando más te imaginé sin mí,
y descubrí la daga mortal entre mis manos,
hiriendo oblicuamente a mi solo corazón,
pero, desnudé aquello que era razón,
cuando en el instinto cayó la pasión inerte,
de querer a tu corazón en mi corazón,
y tomé la daga y más la que es mortal,
e hice una cortadura que me dejó sólo un tropel,
y sin sabores como el mundo y tan inmundo,
de cómo morir con un sólo corazón vivo,
y en poder creer que la amenaza fue real,
cuando no hay tiempo ni distinción,
como una sola verdad inmortal,
sólo mis manos jugaron un juego,
y una ruleta rusa con una sola bala,
cayó en mi cien y sesos,
cuando sólo tomé la daga,
e hice el pecado mortal en morir con tu corazón…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
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