Son bellos despertares cuando el viento
me trae el tacto alucinado y tenue
de un beso o su recuerdo.
Son vivos despertares cuando es nadie
sino solo tu voz audaz que salta
las millas enlutadas.
Son hondos despertares, pensamientos
tuyos que endulza en su camino a mí
por amistad el viento.