gaspar jover polo

UNA MAÑANA EN EL BAR DE NÉSTOR

UNA MAÑANA EN EL BAR DE NÉSTOR

 

A media mañana, en el bar de Néstor,

a una hora ligeramente intempestiva

y en la que el calor de junio no entraba todavía como por su casa,

pero sí la luz de los días más largos y soleados,

a aquella hora especialmente luminosa,

el local presentaba un aspecto anómalo,

alegre y vivo también, un aura

sofisticada y extraña

con ligero aroma a café.

Y, allí, Néstor atendía,

desde detrás la barra, a cuatro o cinco personas

especialmente ociosas que movían las fichas o las veían mover

un paso detrás de los jugadores.

Y era posible que, sin ser conscientes,

tanto Néstror como aquellos fieles parroquianos

estuvieran recibiendo, entonces, algo así como un periodo extra de tiempo

y de luz matinal, como una bendición modesta desde las alturas,

como una nada desdeñable propina,

como sutil añadido a una jornada normal.

 

 

Gaspar Jover Polo