Ámame o Déjame
Ámame con la furia de un incendio
que devora los bosques de la duda,
o déjame caer, sin más remedio,
en el vacío que tu ausencia suda.
No quiero migajas de tus besos,
ni medias lunas rotas en el pecho.
Prefiero el adiós que trae el viento
a un amor que vive entre el despecho.
Si no es tu alma entera la que abraza,
si en mi boca no arden tus verdades,
rompe este hilo que la noche enlaza
y que el olvido escriba nuestras edades.
Ámame como el mar embravecido,
con olas que derriban cualquier muro,
o sé la tempestad que, de un gemido,
apaga hasta el rescoldo más oscuro.
No hay gris en este amor que hoy te reclama:
o eres la luz que quema en mi guarida,
o sé la sombra fría que se aleja…
**No existe el “tal vez” en esta herida.