Sin pensarlo juraste
que me querías
y estaríamos juntos
toda la vida.
Pero lo cierto
es que día que pasa
me quieres menos.
De mi jardín en flor
te di una rosa,
pero te pareció
muy poca cosa.
Y sin ambages
delante de mi vista
la deshojaste.
Se me abrieron los ojos
y me di cuenta
que es tu corazón duro
como las piedras.
Y ya no creo
en palabritas falsas
ni en juramentos.