rosi12
Torridas tierras
Cómo odio el calor! No sé como alguien puede gustarle. Probablemente, al que le guste, viene más de la gente, que ha pasado frío en su niñez.
A mí me pone de tremendo mal humor: la ropa pegada, la humedad, los mosquitos porque soy blanco fácil. Y después dormir todo un tema, me resulta más difícil. No hay cosa más linda que abrigarse, entre las cobijas. Mientras en verano, ni una sábana. Viví durante ocho años en un país, donde prácticamente no existe el invierno. Extrañé que lloviera, nunca me adapté a eso me gustaba su gente, su folklore, menos el clima, nunca me acostumbré. No podía maquillarme, porque a los cinco minutos de ir andando ya caían gotas desde mi cabeza. Adoro el exponerme al frío, me da energía el calor me aplasta, solo creo que es para tenderse bajo un cocotero, en una hamaca. Porque hacer lo habitual de cada día, significa sudar todo el tiempo. Recuerdo, desde pequeña, en verano, me ponía cerca del ventilador o entre unas ventanas donde hubiera corriente. Cuando viví esos años, donde había siempre un sol radiante, el cielo despejado, añoraba la tranquilidad que produce una mansa lluvia o un día nublado. Muchas veces al atardecer, amagaban nubes como si fuera a producirse una tormenta y no nada. En la noche, en las calles, creo hasta el calor era más intenso, el pavimento, el aire caliente, de los aires acondicionados. Cuando regresé a mi país salí a mojarme con la lluvia y fui feliz.
(rosi12)