Desde las profundidades
de sus entrañas la montaña ruge,
el cielo y la tierra tiemblan.
De la gigantesca boca brota
fuego, roca derretida, cenizas...
Las aves confusas, aterradas,
se lanzan en un vuelo despavorido.
El flujo caliente se vierte
por las llanuras
arrasando todo en su paso.
Allí, más abajo en el valle una pareja descansa
en un casita pequeñita de piedra
rodeada de rosales perfumados.
Son recién casados
muy enamorados, ajenos
al peligro que se desarrolla fuera.
Hace dos días que no han salido de la alcoba
tan ocupados están mimándose
y experimentando nuevas posturas.
Dos jóvenes muy hermosos,
disfrutando uno del otro
con todo el fuego y la pasión
de sus energéticos cuerpos.
Son felices, se aman
al ritmo del sexo, bailan
un baile lascivo del que no se cansan.
La lluvia de cenizas cubre todo
poco a poco,
las animales y gentes
mueren asfixiados.
Los jóvenes estrechamente abrazados,
siguen su vuelo cabalgando
con el majestuoso cóndor.
Merche DemBar