Mi grano de miel aromatizado con sal,
mi ausencia completa.
Sueño que tú sueñas.
Ser una isla solitaria que no sabe nadar.
Tú brillabas en mi vacío inmenso, llevabas todo lo que no ha sido contado.
Tuviste el sabor del relato, cuya ausencia aún no ha sido dicha.
Tus palabras las hacía mías, tu historia el equilibrio de la mía,
quizás por eso nunca podría distinguir el amor y las sombras,
perdidas en el vacío, distinguir tu luz de los fragmentos opacos de la mía.
Comía tus recuerdos y mi incompletitud la llenabas tú.
Eres una historia atemporal de algo que se parece a mí,
de un instante infinito entre diferencias, entre indiferencias.
A veces, tenías el dulce rostro de mis esperanzas, el desorden de mi tiempo,
lo habitual de mi extraordinario.
Y como dice el poeta, lloro cuando tú lloras,
ríe cuando tú ríes y muero cada día como tú moriste.
P SABAG. Coll, La poesía no muerde.