Lentamente, cuezo mis heridas,
cuál gasa de miel y yodo de limón.
Cubren los tejidos de mi desesperación,
que aquilatan mis risas fingidas...
en piso de madera,
resbala y rechina la esperanza,
que salta en brinco hasta una lanza,
verdugueando el inicio de una era.
Un grillo lleno de valentía,
que deslumbra por su orgullo,
presto duerme en un capullo.
¡Despierta pronto!, De ti necesita priscila...
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