No mendigas perdones, ni altar,
Y es tu dios la raíz que ahora decide,
Vas tallando la ley en altamar
que con savia de estrellas se consigue.
Con espinas tejes renovados tronos,
Sin pedirle permiso al cruel destino,
Y el cuchillo en la boca de los monos
Es un himno en tu vientre divino.
En el filo del viento así te encumbras
y no hay yugo que corte ya tu vuelo
Y en el mapa del tiempo que deslumbras
Se tatúa tu reino con recelo.
Ya tu sangre, no pagará tributos
a los dioses de arcillas y de escombros
pues partiste fronteras como frutos
y te hiciste de mitos y de asombros.
Y si Eva, sumisa bordó con su silencio,
tú, cómplice, armaste el motín:
con tu pecho: un bosque hecho de incienso
donde nacen los ríos ya sin fin .
Lilith, tu ira es un río venerado
que rompe el miedo de aquel muro,
y tu sombra no nace de un costado
sino al centro de cualquier futuro.
@Marcos Reyes Fuentes. Cusco . 06.03.2025 Todos los versos reservados, incluyendo el silencio entre ellos.