Hoy, que el sol se viste de homenaje,
y el mundo entero en tu nombre florece,
mujer, esencia de eterno viaje,
mi alma en versos tu ser ofrece.
Eres la tierra, el agua, la simiente,
la melodía que al silencio vence,
la fuerza que en la adversidad se siente,
la luz que alumbra nuestra existencia.
En tu mirada, un universo entero,
donde la luna y el sol se confunden,
un laberinto de sueños sincero,
donde las almas en paz se funden.
Eres la madre, la hija, la hermana,
la compañera, la amiga leal,
la sabia maestra que siempre enseña,
la líder que guía con claridad.
En este día, donde el tiempo se detiene,
para honrar tu presencia, mujer amada,
mi voz, humilde, tu grandeza sostiene,
la única criatura que es tierra sagrada.
Gracias, lectoras, musas de mi canto,
por dar vida a las palabras mudas,
por ser el eco de un eterno encanto,
donde la belleza jamás se diluye.
Por cada abrazo, por cada sonrisa,
por cada lágrima, por cada susurro,
por ser la esencia que nos hechiza,
por ser el alma de este futuro.
Mujer, crisálida de luz y sombra,
tu esencia se despliega en mil colores,
un lienzo donde el tiempo se asombra,
y el alma encuentra sus mejores flores.
Que este poema sea un humilde tributo,
a tu grandeza, a tu amor sin medida,
a tu presencia, que es el más bello fruto,
a tu existencia, que es nuestra guarida.
JTA.