Mamá, fue la frase que, anuló tu nombre.
No me atrevía a llamarte de otra manera.
Mamá, es el todo y, no es qué, me asombre.
Tú, madre mía, alimentabas mis quimeras.
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Madre, contigo aprendí qué, es ser mujer.
Alejarme de ti, fue difícil, era muy llorona.
Mis horas de escuela, no fueron de placer.
Sufría y me fastidiaban, las niñas burlonas.
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Hoy, al recordarte, evoco estos, mis dramas.
No reniego el ir a la escuela, sí, de la escuela.
Los padres ignoran, cómo, se arma esa trama.
Créalo o no, la ofensa al niño, le deja secuelas.
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¡La Escuela, es un purgatorio y lo has de saber.
Tendrás, mil incidentes y, eso, debes aprender!