Leoness

En aquel lienzo, alucinados

Ella, aventurera, sonreía, la mirada perdida

En un horizonte lejano y,

Traspasaba su propia imaginación más,

Apenas un murmullo salía de su boca,

Un hálito sin fuerza,

Apenas unas pocas palabras, sin fuerza

Que las ayudara a desplazarse por aquella gruta,

Las paredes húmedas,

En su boca de labios agrietados en rojo carmín

 Apenas traslucía una leve sonrisa,

Sus manos, de largos y afilados dedos, de largas

Y perfiladas uñas que se hendían

Poco a poco en su propia carne. Y una mirada suya

Fijó en mí su destino, sin palabras, sin gestos,

Dilatados los sentidos, oprimidos entre nuestros recuerdos,

Seducidos entre la oscuridad y la aurora,

Amartelados hasta las entrañas,

Permanecíamos unidos en aquel lienzo sobre la pared enmoquetada,

Y yo, admiraba inerte al autor de aquel cuadro,

Mientras los transeúntes comentaban, y se sonrojaban

 

¡Y se envolvían de oscuridad, palabras y sentidos en un imaginario lienzo!