Dentro de nosotros
lágrimas errantes
disuelven el espejismo
nos alivian y calman.
Esas ráfagas de ángeles
atraviesan el ángulo
de la noche arruinada,
un tiempo para comprender
que todo estaba preparado.
Los fragmentos de la infamia
y la crueldad de los golpes
en caída libre se retuercen
y disipan la verdad
que presta viene al encuentro,
y sin escudo saltamos los muros
directos al precipicio,
sin miedo a caer.
Siete vidas tiene un gato.