Espiritu taciturno,
me sigues hasta saturno.
Ignoras mis movimientos,
y te mofas de mis sentimientos...
en cachinas purpuras revientas mi paciencia,
y sometes a cucuris mi insistencia.
Partes del más allá,
y te vuelcas de un rincón a otro.
¡Oh santa escoria!,
No la persigas en sabanas de luria,
que de mis ruegos...
Sorteas mi muerte a otros.
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