Eres la lluvia que dibuja
espirales de café con el rocío.
Creadora de laberintos,
deshojas el invierno de las miradas,
tejes puentes con hilos que prestas a la luna,
ahí donde el dolor se hace cometa
y vuela hacia algún verso desterrado en el olvido.
Alegre como una pausa de un cello en liturgia,
contagias desde tu pequeña geografía que se puebla de abrazos,
tu risa, que se vuelve partitura
y conduce del llanto a las canciones,
del miedo a las acuarelas sin bordes ni cornisas.
En tu cabello indomable rizan las metáforas,
y hacen fiesta los sonetos que germinan en la nuca;
y un atlas de mundos rotos
se hace mosaicos bizantinos en tu mente.
Jardinera de estrellas.
Tu arte es espejo y ventana;
en él bailan los latidos extraviados
como raíces irresueltas
que guardan en secretos enredados,
huellas de almas que florecen
al rozar tu voz sin prisa.
El Jardín de Silencios, es tu más grande sinfonía.
Sus flores son tu lenguaje
y las lágrimas que se columpian en los pistilos,
son el poema que descifras. En tu tarea sin fin.
Inspirado y Dedicado a Erika Puma, mi amiga, con todo mi aprecio y cariño.
@Marcos Reyes Fuentes. Cusco . 08.03.2025 Todos los versos reservados, incluyendo el silencio entre ellos.