\"Mi hijo es único\", dice orgulloso,
pero si es distinto, lo quiere igual.
Que no desentone, que no pregunte,
que encaje en moldes de lo habitual.
No quiere un niño que abra caminos,
no quiere dudas ni incomodidad.
Prefiere un eco, una sombra dócil,
sin luz propia, sin identidad.
Y así los crían, con miedo al mundo,
con miedo a todo lo que es verdad.
Porque es más fácil crear copias tristes
que almas que aprendan a cuestionar.