Una cama desierta
Una almohada nostálgica
Una silla ausente
Un suspiro de la agonía
Un dolor vestido de resignación
Un atuendo simulando
Un continuar de la existencia.
Unas horas sin ruido
Un silencio sin destino
Un sueño lacerante
Unas lágrimas dolorosas
Una suprema conciencia
Un cuerpo que ha partido
Una mortalidad que es vacío.
La noche ceso sus palabras
Encuentro repetido de la tristeza
En el amargo teñir del adiós
Son las sombras sin risas
Aúlla el perro preguntando al espacio
A donde se marchan las alegrías del alma
Invisible naufragio de la ingratitud del tiempo.
Oración inerte implorando serenidad
El amor sembrado destella su esperanza
Esculpida con cada caricia de la presencia
Gotas del afecto morando en otra dimensión
Melancolía de la ineludible realidad
Solo con la muerte valoramos la vida
Eterna cobija de haber vivido.
EH