Mis hijas, mi orgullo y mi vida,
mujeres de inmenso valor,
hoy y siempre, en cada latido,
las bendigo con todo mi amor.
Son valientes, son mis estrellas,
son el eco de mi amanecer,
mujeres que escriben su historia,
con tinta de amor y poder.
Hoy les celebro, hijas mías,
por todo lo que han de lograr,
porque el mundo es suyo y las mira,
con ansias de verlas brillar.
Que nunca se apaguen sus risas,
que siempre vuelen con fe,
hijas, son mi más bello anhelo,
y las amo con todo mi ser.
Que su ejemplo sea un legado,
una luz que brille sin fin,
que con amor y con mucha nobleza
hagan del mundo un hermoso jardín.
Les deseo salud y alegría,
fortaleza para avanzar,
que la vida las llene de dicha
y nada las pueda truncar.
Y que en la unión de nuestra familia,
hallen siempre amor y paz,
un refugio que inquebrantable las sostenga,
un lazo que perdure hasta la eternidad.
Laura Meyer