Alfonso J Paredes

El campo de mi tierra, Extremadura.

«Quien se avergüenza de su lengua,
a su tierra y a sus padres mengua»
(Pedro Moreno Parrina).

 

Sí, mira el campo de mi tierra, del color de la jara

y su aroma, al que acuden las abejas al monte o al prado,

quedando la recompensa real de la jalea y el líquido dorado

el aroma de mi tierra, a flores, sudores, medida y vara.

 

Sí, mira el campo de mi tierra, del olor de azahar,

de montes nevados, de flores blancas, de cerezos en flor,

que te abrazan en un jardín de aromas y de humano olor

de su gente y costumbres del lugar.

 

Sus calles empedradas atravesadas por riachuelos,

sus nobles fachadas engalanadas en sus dinteles,

agua fresca y viandas soportadas en sus anaqueles

de los palacios de nobles y abolengos pañuelos.

 

Sí, mira el campo de mi tierra con sabor a limón

e hierbabuena en la dehesa regada por los riachuelos,

en cuyas encinas coronan nidos de mochuelos

y de su corteza cercenada para el corcho del tapón.

 

Mira como serpentean sus ríos y como ondulan sus montañas,

llenos de historias de conquistas, amores y desamores,

mira sus campos trabajados con el sudor de su gente,

nobles fuertes y arraigados desde sus entrañas.

 

Sí, mira el campo de mi tierra, del color de la aceituna,

del sabor salado de las lágrimas que a tu rostro bañan,

cansada, agotada de fabricar sus casas de barro y cañas

que dejan pasar por sus huecos la luz de la luna.

 

Mira los pueblos de mi tierra, llenos de cordura

y engalanados con guirnaldas que coronan sus fiestas,

atraviesan desde la Campiña Sur, hasta Las Mestas,

sí, mira el campo de mi tierra, Extremadura.

 

Poem & Rhapsody©

La fina piel de la cáscara

Poemas de la tierra

Alfonso J. Paredes