Habladurías.-
En esa vida, todo era paz y eco pueblerino.
Nadie perturbaba aquella bucólica usanza.
Un nimio ruido, era visto mal por el vecino.
Hoy, hubo ecos, al ver la niña con la panza.
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Unos veían serios, otros detrás del paredón.
¿Y, qué pasó, la hija de Paco, era solo una niña?
Dejen ya el chisme, es mujer y el otro varón.
Qué nadie se apure, dicen que, ingirió, piña.
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Pobre comadre, tanto que cuidaba a la nena.
No lancen ese chisme, quizás es otra, la cosa.
Quién lo diría, en este pueblo, todo da pena.
Cómo no discutirlo, si la niña es tan hermosa.
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¡Dicen unos cuantos que, del pueblo, llega el rumor.
Verdad o no, se nos impone acallarlo, por su honor!