Es acariciada la herida
El ojo parpadea y lo mira sin cejas
Quién puede ser sin su complemento
Cuánto de lo que se une se hace daño
Siempre es momento de confiar
De olvidarse de la lluvia allá afuera
Siempre es momento de acariciar una oración
(No nos dimos cuenta del Rubicón)
Vimos cómo nuestras sombras se acercaban y repelían
Vimos cómo los sueños se desvanecieron
El cuerpo no puede resistir la sordidez de su pesadilla
Nadie nos enseñó a amar
Lo aprendimos masticando o escupiendo la amargura
Tomaré lo poco que me queda
Sumaré a mi desesperación un soplo de nerviosismo
Templaré la desolación
Mientras el tiempo envuelve poco a poco esporas de resignación