Emilio Barrios

Amores furtivos

Noche sin dormir, páginas de internet, buscando un amor furtivo, una mala compañía que acaba por la mañana.

Noche de nostalgia con un sumo de naranja en un vaso lleno de alcohol con hielo y sin esperanza.

Asaltan mi memoria como intrusos por la ventana aquellos viejos amores que no merecen ni mencionarlos.

Atormentado por los recuerdos de esos tiempos en que creía que todo parecía normal, como el dolor y el sufrimiento.

El sudor moja la ropa, pero no me importa, es lo de menos; me siento solo, cansado y viejo.

La pantalla que brilla en mi cara, observando absurdos cuerpos en alquiler ofreciéndose como objetos.

Pero estará conmigo, fingirá amor, fingirá cariño, me dará calor, su sudor, nada de lo que antes no haya sentido.

Me endulzará el oído con palabras bonitas, me acariciará el cuerpo y dormirá conmigo; sin involucrar al sentimiento.

Yo fingiré pasión, pasaremos a la acción; cuando se vaya, de nuevo vacío tendré el corazón.

No existe razón en lo que hago, simplemente trato de no tener la pena todo el tiempo dentro de un vaso.

Cada página que visito con cuerpos bonitos invitando para amores furtivos, digo: ¡qué desperdicio!

Son más de las dos y el alcohol hace efecto; otra vez estos recuerdos me inquietan, me aniquilan.

Quiero estar tranquilo y sigo metido en cada sitio, y sin darme cuenta, al fin me quedo dormido.