Polizón de la Nada
Me encontré donde el alma se bifurca,
entre el más allá y la teoría del caos,
con un billete rasgado por manos inciertas,
y un reloj que escupía segundos nauseabundos.
Las ubres del miedo sangraban profecías,
los catres de hospital zumbaban letanías,
y Aladino, borracho, cambiaba su lámpara
por un ticket de ida al mercado de almas.
Era el cuento de las Mil y Una Incertidumbre,
con Scheherazade en huelga de sueños,
esperando que el cosmopolita Dios
fumara su último pitillo de mariguana.
Viajé de polizón en el tren de la Libertad,
pero la Libertad dormía en un vagón de tercera,
con los labios cosidos y un pasaporte falso,
firmado por Kafka y sellado con sangre.
Aquí estoy, solo, con mi ahogado,
un río seco de letanías de metal oxidado,
y un grupo de muertos apostando sus tripas
en una ruleta rusa de latas vacías.
Las catedrales tienen cerraduras de ceniza,
las puertas se cierran, las ratas huyen,
y en la última estación del absurdo,
comprando un boleto a la luna,
pero el tren solo va de ida hacia mis sesos corrompidos.
—Wcelogan