OscarCampos

Manos

 

Una mano grabó una palabra

en la piedra,

pero apenas toco la superficie,

 no pregunto por qué.

 

Alguien grito un “no” a la montaña,

pero la montaña ya no pertenecía a la tierra.

 

El poder lo llama memoria,

la mano, lo llama silencio.

 

¿Quién decide el olvido?

 

Después de la tormenta,

quedan las sombras,

a veces, los caminos han perdido

las huellas,

los libros recopilan la luz del día,

al otro lado de la tierra, es noche.

¿Quién puede borrar las hojas

de quienes nunca dejaron de estar?

 

La voz del tiempo:

“Siempre fue así”

El consentimiento vuela,

como hoja llevada por el viento.

 

En la grieta de una piedra,

El musgo conserva la memoria,

como un faro, una llama infinita

Pregunta:

“Por qué se aceptan las heridas,

sí ninguna quiere nacer?

 

¿Elección? ¿imposición?

¿El olvido pudo hablar?