Marcos Reyes Fuentes

SACERDOTIZA DE LO SUSTANTIVO

Eres tinta que brota de un volcán de pergamino, 

maestra de sílabas talladas en raíces de olvido, 

alquimista que funde el hierro del verbo en dulce vino 

y siembra estrellas en el barro de los prohibido. 

 

Rito de café que despierta los arcángeles dormidos, 

escribes mapas en la piel de silenciosos espejismos. 

Rebeldes son tus manos: cincel, bandera, pecados redimidos, 

que tallan puentes donde otros ven abismos.

 

Maestra de la arcilla y alfabetos descalzos que fluyen en ponientes. 

que amasas el cacao en el crisol de la insurgencia: 

Eres el badajo que despierta a los durmientes

en el mercado de las certidumbres sacras y de ciencia.

 

Chocolate derretido en tu horno de utopías, 

dulce revolución que nutre grietas de  infelices. 

Guardiana de artesanos, refugio del latido, 

de quienes forjan mundos con hilos y con cicatrices.

 

Tu aula es un taller de auroras boreales y de canto 

que tatúa el viento con hilos de manifiesto en llamas; 

de tu rebeldía bebe hasta el asfalto

esa esperanza con que a los náufragos inflamas.

 

Sensibilidad de lluvia en el desierto de las ortografías; 

Tu irreverencia es brújula, tu frente, sustantivo sin acantilado. 

Alma de lucha cuando el mundo se adormita en sus porfías 

abrazas el caos y lo trasformas en arte sagrado. 

 

¡Oh, tempestad de tiza, carbón y terciopelo! 

No eres de todos, sí… pero en tu incendio generoso,

florecen los versos que rasgan nuestro cielo. 

¡Y aprendimos a beber la luz de lo furioso!.