Casi puedo sentir
cómo la humedad atraviesa la pantalla,
como si esa imagen en movimiento
penetrara mis córneas.
Quisiera volver palpables mis anhelos
regocijarme en el murmullo del agua
envolverme en un manto de brisa
entre las yerbas mojadas
y la luz temblorosa.
Me siento viva cuando sueño,
cuando las hojas verdes rozan mis dedos
y se me estremece el alma.
Me envuelve el baile de los secretos,
de ese viejo árbol que aún da fruto,
el abrazo más grande que
me han dado.