LORENZO ARATU

Chico malo

 

...y salgo a caminar.

Apenas unos pasos y me encuentro

un grupo de muchachos

que fuman y conversan en la esquina.

Pretenden verse rudos,

al mínimo motivo vociferan,

bromean, con su risa escandalosa.

 

Y paso junto a ellos y me ven

con su mirada fija, retadora.

En mi cansado rostro

asoma una sonrisa al recordar

que, mucho tiempo atrás, fui como ellos…

 

Me alejo, no hago caso a lo que dicen.

Avanzo algunas calles. 

Me siento en una banca solitaria

bajo la tenue luz de una farola.

 

Y no, no sé por qué…

(Tal vez por los muchachos)

me da por rescatar

escenas del pasado.

 

Ahí, la miro a ella...

Aquella, a la que amé yo como un loco...

Y nunca pudo ser.

 

Innumerables veces la evité

porque no congeniaba

con mi reputación de “chico malo”.

 

Y sin embargo, un día, vino a mi,

con toda su inocencia,

con toda su ternura y timidez.

 

Y no quise dañarla...

Opté por alejarme… renuncié...

 Y me quedé vacío…

 

Rumiando cobardía,

en muchas noches juro que lloré…

 

Es cierto, que después, vinieron otras;

buscando esa apariencia

y la notoriedad que yo les daba.

 

¿En dónde están ahora?

¿En dónde está el amor que prometían

en medio de caricias y suspiros?

 

Promesas que morían en silencio,

después que nuestros cuerpos se agotaban...

 

Silencio, igual que ahora...

 

Silencio que, hoy, me abraza

bajo la tenue luz de una farola.