Gozarse por la luz
es apenas intuir su voluntad:
persiste misteriosa en traspasarnos.
Es la vida serena claridad,
ventana donde amor asoma al mundo.
Es Dios en nuestro ser mirando atento
esta fragilidad de polvo amigo.
¡Qué ventura nacer como testigo
del esplendor profundo
que nos depara cada movimiento,
en el tacto de amor que obsequia el viento!
¡Qué ventura ejercer
esta gustosa sed en nuestros labios
y al mismo tiempo el sorbo que la apaga!
¡Qué ventura entender
en el ansia de boca temblorosa
aquel silencio que al oído halaga!
Surgir a la consciencia
es nuestro amanecer santificado.
La vida se trasvasa del Amado
al aliento translúcido del hombre
haciendo su existencia.